La Dirección General de Tráfico (DGT) ha puesto en servicio dos nuevos radares Pegasus, que van montados en helicópteros y que se suman a los seis ya existentes, cuyo objetivo es controlar la velocidad en las carreteras, principalmente las vías convencionales, que son las más peligrosas y donde se produce el mayor número de accidentes y fallecidos.
Estos dos nuevos radares se incorporan a dos de los 12 helicópteros de los que dispone la DGT con lo que se completará la posibilidad de vigilancia sobre la totalidad de carreteras. Así los siete Centros de Gestión del Tráfico de que dispone la DGT en A Coruña, Madrid, Málaga, Sevilla, Valencia, Valladolid y Zaragoza, podrán realizar misiones de vigilancia sobrevolando otras carreteras de sus áreas de influencia.
Estos ocho helicópteros están dotados de un mecanismo y un software incluido en la cámara de vigilancia, de modo que se capta la velocidad de los vehículos, además de poder detectar otras infracciones desde el aire, tales como mantenimiento de la distancia de seguridad entre vehículos, distracciones, uso manual del teléfono móvil, uso de elementos de seguridad como el cinturón o el casco y maniobras peligrosas o antirreglamentarias.
31.520 vehículos controlados Desde que se puso en marcha el primer radar Pegasus, en marzo de 2013, hasta ahora se han realizado 1.576 horas de vuelo, se ha controlado la velocidad de 31.520 vehículos y se ha denunciado a 8.644 conductores por circular a una velocidad superior a la permitida.
La velocidad media a la que circulaban los conductores de los vehículos denunciados era de más de 30 km/h por encima a la estipulada en la vía. Aún así, la velocidad máxima detectada y denunciada en una carretera con límite de 120 km/h fue de 242. En carreteras con límite de 100 km/h se detecto un vehículo a 195 km/h y en el caso de carreteras limitadas a 90 km/h, la velocidad máxima a la que fue interceptado un conductor fue de 199 km/h.
En España, con los datos ya consolidados de 2014, más de 7.000 accidentes con alguna víctima tuvieron la velocidad inadecuada como factor concurrente, convirtiéndose dicho elemento en el componente fundamental que determina la mayor o menor incidencia en la siniestralidad vial, la gravedad y el grado de lesión de las víctimas en caso de accidente de tráfico. Además, en el caso de los accidentes mortales, en un 16% de ellos, la velocidad fue un factor concurrente.